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Sandra Ferrús de Aliide joven


Ana Pimenta en el papel de Aliide anciana




Fotos:
Reto Halme
y archivo público



Teatro finlandés:
Entrevista a Ana Pimenta




Sinopsis de la obra
Madrid, noviembre de 2012,
teatro La Cuarta Pared



Obra: Purga
Autora: Sofi Oksanen (Jyväskylä, 1977)
Traduccion: Luisa Gutiérrez Ruiz
Direccion: José Herrero
Producción: Ilmatar y Vaivén

La dirección del joven director teatral José Herrero ha superado con sobresaliente la puesta en escena de Purga, una obra en la que los homicidios florecen como trompetas de la muerte.

Con la música y los efectos de sonido de Iñaki Salvador se nos ha transportado a las miserias de la Estonia invadida por los rusos de 1944 y a las de la post-independencia de 1992, donde la mafia estonia extiende sus tentáculos a ambos lados del Golfo de Finlandia.

La mayor parte de la escenificación ocurre en la casa de Aliide, donde mueren Paša, Hans y Martin, como en la guarida de una mortífera viuda negra. Las retrospectivas son constantes, yendo desde el presente, donde una Aliide anciana acoge a la fugitiva y asesina Zara, hasta el pasado, donde la joven Aliide se debate en la desesperación de esconder a su cuñado Hans en el sótano, compartir cama con un comisario comunista y ocultarle a Hans que delató a su mujer Ingel y a su hija, por lo que fueron deportadas a un GULAG después de ser torturadas con la denuncia de la mismísima Aliide.

Durante toda la obra, los distintos personajes se lavan las manos, como queriendo expresar tanto exención de responsabilidad como limpieza de sus pecados.

[Purga (Puhdistus) ha ganado los premios literarios más importantes de Finlandia —el Mika Waltari, el Finlandia y el Runeberg—, así como el afamado Premio de Literatura del Consejo Nórdico. Purga ha sido el libro revelación en Francia, donde se han vendido más de doscientos mil ejemplares y ha obtenido el prestigioso Premio Femina de literatura extranjera. También fue galardonada con el Premio a la Mejor Novela Europea del Año 2010.]




ENTREVISTA A ANA PIMENTA

Hola, Ana. Vaivén Producciones e Ilmatar han coproducido este trabajo, tanto en San Sebastián como en Madrid, ¿cómo llegásteis a contactar y repartiros las responsabilidades?

El contacto surgió a partir de la propia obra, y siendo más pragmáticos, nos unieron los derechos de autor. Yo leí la novela y me fascinó. Cuando me enteré de que originariamente había sido una obra de teatro me puse como loca a buscar los derechos. Los gestionaba una agencia alemana.

Después de muchos avatares me contaron que los derechos los había adquirido una compañía de Madrid, Ilmatar, pero no en exclusiva. Contacté con ellos y hubo química suficiente como para aventurarnos a trabajar juntos. Ambos teníamos referencias -un equipo del otro- y pensamos que podíamos sintonizar.

Nos reunimos y decidimos optimizar nuestros recursos. Vaivén podía ofrecer un equipo de producción sólido por su larga trayectoria e Ilmatar la dirección artística y su equipo de creadores, traductora Luisa Gutiérrez, escenógrafa Deborah Macias, vestuarista Nuria Martínez, iluminador Victor Cadenas, diseño gráfico Sonia Gupta etc ...

Para el equipo actoral convenimos en que yo hiciera el papel de Aliide mayor y Marjo el papel de Zara. El resto de actores fueron seleccionados en un casting que celebramos en Madrid. La música original, elemento fundamental en esta función, correría a cargo de Iñaki Salvador, músico de alto prestigio y codirector de Vaiven.

La ayudantía de dirección, que también ha tenido un papel imprescindible en este proyecto, ha corrido a cargo de Dorleta Urretabizkaia, miembro de Vaivén. La realización de los elementos artísticos se hizo en Madrid y se trasladó a Donostia, donde se han celebrado los ensayos y el estreno. La dirección técnica ha corrido a cargo de Íñigo Lacasa, director técnico de Vaivén.

Como se ve, todos hemos puesto todos nuestros recursos al servicio del proyecto, conscientes del alto riesgo que suponía una colaboración de estas características, pero la buena voluntad y la talla profesional de todo el equipo artístico y de gestión nos ha permitido llegar a buen puerto.


¿Crees que el público ha respondido de la misma manera en las dos ciudades o es un tipo de público diferente el que busca obras de ese estilo?

Hablar del "público" en general siempre es complicado. Hay muchos factores que determinan que alguien vaya a ver un espectáculo y no siempre podemos saber lo que le mueve a cada espectador a acudir ni cuáles son sus fuentes para enterarse del evento.

En el caso de San Sebastián y Tolosa, las dos plazas de Euskadi donde se ha visto, ha habido un público fiel de Vaivén que siempre acude a sus espectáculos porque nos conoce y nos sigue, además de todos los amigos que mueven los actores.

Luego ha habido otra franja de público que viene seducido por la lectura previa de la novela, por la curiosidad de ver cómo se ha llevado a escena una obra que tanto les ha impresionado en su esfera íntima y que ahora tienen oportunidad de ver en un espacio compartido como es el teatro.

A este público, en general femenino, hemos accedido contactando con responsables de talleres literarios, acudiendo a tertulias donde hablaban de la novela o publicitándolo entre asociaciones de mujeres que podían estar interesadas en el tema, llevando publicidad a las bibliotecas, etc ...

O sea, además de la difusión que hacen los teatros, hemos hecho un trabajo de campo, con gran implicación desde la oficina de Vaivén y también por mi parte, porque estamos convencidos de que tenemos que trabajar en colaboración con las instituciones o teatros para suscitar interés por nuestro trabajo: "llevar público al Teatro es responsabilidad de todos".

En el caso de Madrid, nos hemos volcado todos. Los primeros, La Cuarta Pared que hace siempre un trabajo ímprobo de difusión y no en balde tienen muchos asociados y público fiel. Por otra parte, Ilmatar, con todos sus contactos con la colonia finlandesa en Madrid, Vaivén con todos los que conocen nuestra trayectoria como compañía y también individualmente, y de nuevo los actores que han hecho su propio despliegue también. Los medios, periódicos y sobre todo radios nos han ayudado mucho.

Dicho todo esto, no sé si el público que ha acudido es o no diferente. Quizás en Euskadi ha sido más fácil movilizar al público de la novela, además de los fieles de la compañía como he explicado y en Madrid ha sido un público más teatral, movido como he dicho más por el trabajo de la sala o de las compañías que porque a priori supiera algo de Purga.

Pero lo que es indudable es que a ambos públicos, el de Madrid y el de Euskadi, les ha seducido. A unos por la propuesta teatral, a otros por la historia, a otros por el trabajo actoral y a muchos por todo el espectáculo en su conjunto. Evidentemente no es un espectáculo de masas, no es comedia, no tiene cabeceras de cartel televisivos ... Me gusta pensar que Purga es un espectáculo para "la inmensa minoría".


En Londres se estrenó la obra el 22 de febrero de este año en el Arcola Theatre y en La Mama de Nueva York en febrero de 2011 ¿teníais conocimiento de ello en la compañía?

Nosotros, Vaivén e Ilmatar, sabíamos que se había estrenado en distintos lugares de Europa, Helsinki, Londres, Lisboa, y en Nueva York y que en todos los sitios había tenido muy buena acogida de público. Hemos visto algunas imágenes de pequeños videos promocionales de montajes de Purga, colgados en la red, pero no los hemos querido utilizar de referencia. Hemos creado nuestra propia visión y tampoco ha sido determinante para acometer el proyecto el hecho de que se hubiera hecho ya en sitios referenciales.

A ambas compañías nos pareció un gran texto que merecía ser llevado a escena, una historia digna de contarse y eso fue lo que nos decidió a ponerla en pie


Ana, representas a Aliide Truu de anciana, todo un papelón para una actriz de renombre como tú. Pero ¿qué dificultades tenía el personaje?

Cierto es que todos lo personajes que uno compone entrañan dificultades. Los que están más cerca, por edad, estilo, carácter o época en la que se sitúa la acción, tienes que intentar buscar los rasgos que lo desidentifiquen de ti para que no seas sólo tú misma en tal o cual situación; tienen que tener un plus para que no pequen de exceso de naturalidad, pero que a la vez parezcan naturales.

Por el contrario, cuando son lejanos y ajenos tienes que hacerlos tuyos, pero dotarlos de las características psicológicas o físicas que describe el texto y si no vienen definidos por acotaciones, componerlos desde tu imaginación y experiencias.

En el caso de Aliide Truu, empecé a sentir su curvatura en los hombros, su pesadez por todo lo que cargaba sobre sí, s us culpas, sus experiencias. También en la cara brotó tempranamente un rictus que hablaba de su dureza, su amargura y su desconfianza. La voz también empezó a quebrarse y agravarse pronto, a salir de la entraña.

Quizás la mayor dificultad estribó en el “tempo” del personaje. Yo soy una persona muy activa en la vida real y tenía que huir de mi ritmo vital para meterme en el cuerpo de una anciana de setenta y tantos y esto requería frenarme continuamente, observar a mujeres de esa edad y después filtrarlo para que se acomodara al personaje que yo estaba creando y ése fue probablemente el momento más difícil.

Por otra parte y como suele ocurrir, el personaje aparecía en algunos instantes, pero no conseguía mantenerlo durante toda la función. Se me formaban contracturas por la postura física o me cansaba de frenar o cambiar el ritmo de mi energía. Pero el hecho de estar durante los cien minutos en escena me ayudó a mantener un nivel de concentración muy alto. No podía dejar de ser Aliide ni cuando estaba en el presente ni cuando recordaba y lo que al principio fue una dificultad, consiguió convertirse en mi mejor aliado.

También el trabajar en dos claves interpretativas distintas, una más realista cuando vive Aliide en el presente y otra cuando recuerda con una interpretación más animal, más poética, más fragmentada y con actitudes impropias de su edad o condición por el clima onírico en el que se desenvuelve, me ha ayudado a crear un personaje mucho más poliédrico y a enriquecerlo en cuerpo y alma.


Me gustó especialmente la mímica de tu cuerpo cuando aparecías en las sombras recordando... ¿Habéis trabajado especialmente Aliide joven (Sandra Ferrús) y tú la coherencia del personaje para que parezcan la misma persona o el texto lo hizo por vosotras?

El hecho de representar dos actrices el mismo papel en dos épocas distintas nos obligó a llegar a muchos acuerdos en cuanto a los objetivos, estrategias, debilidades, fortalezas y demás, de Aliide. Muchos de estos rasgos venían determinados por el texto y dado que hicimos un profundo trabajo de mesa, ambas actrices hicimos una lectura del personaje que fundiera en uno solo lo que cada una pensaba de Aliide, pero el hecho de que el personaje viviera en dos épocas distintas y el saber que en la vida real el tiempo va transformando el carácter, los deseos, los temores, el cuerpo y el ritmo de las personas ha dado también un gran margen de libertad a cada actriz a la hora de crear su propia Aliide.

A la vez era importante que tuvieran rasgos en común, aunque cada una respondiera a su momento. Para ello hicimos un fuerte trabajo de observación la una de la otra. Las dos participábamos como espectadoras de todas las escenas y seleccionábamos lo que podíamos aprovechar para sumárselo a nuestro personaje. Hacíamos puestas en común verbales y físicas e intentábamos concretar comportamientos y gestos que ambas Aliides pudieran poseer. Por citar ejemplos: la manera de frotarse las manos continuamente, la vitalidad, los estallidos temperamentales, la mirada penetrante, la naturalidad ante la mentira etc…

En la parte menos realista, como he comentado en la anterior pregunta, mi personaje ha podido volar más lejos sin ceñirse a claves comunes.


En la obra no salen muy bien parados ni los soviéticos ni los personajes masculinos, excepto el idealista Hans, de los cuáles depende para sobrevivir pero detesta ¿No es Aliide un personaje algo oportunista e inmoral?

Yo creo que ningún personaje sale muy bien parado, ninguno son blanco o negro, creo que estamos ante grises pantanosos o claroscuros, como en la vida misma. Todos ellos tienen algo de víctimas de las circunstancias que les han determinado. Cada uno sólo conoce su verdad. No quiero justificarlos sino entenderlos.

Martin, Pasa, Lavrenti y hasta el propio Hans son fruto del tiempo que les ha tocado vivir. Naturalmente luego están las opciones personales o ideológicas y sobre ellas uno sí tiene responsabilidades. Hans es un idealista para unos, se mueve por amor a su familia y a su patria, pero también puede ser un egoísta, un enajenado y un militante obtuso.

Martin también cree a ciegas en sus dogmas, es por momentos cruel, pero también a ama a Aliide a su manera, torpemente pero la ama.

Lavrenti ha pasado 25 años en la KGB y ha perdido la ilusión y la fe. Sólo es un autómata decepcionado con un régimen en el que creyó. Han muerto sus ideales y la mujer a la que amó. Por momentos quiere reconstruirse pero no sabe cómo.

Pasa es el fruto podrido de la corrupción. Es en el que menos anida la culpa y esto le convierte en un personaje más monolítico, sólo movido por la ambición. Naturalmente es también un títere del momento político y social, pero en él no se atisba sombra alguna de arrepentimiento. Puede que haya recogido lo peor del comunismo mal entendido y del capitalismo salvaje incipiente en el que se encuentra Estonia en ese momento histórico.

Exceptuando quizás este personaje masculino que tiene menos desarrollo, el resto de ellos tienen sobre todo dificultades para gestionar sus emociones por un lado, y por otro para poner éstas en consonancia con una ideología tan dogmática que los atenaza.

Cuando dices que los soviéticos salen mal parados, yo no sé si ése es o no el objetivo de la autora. Evidentemente quiere hablar de Estonia, un país victima de varios rodillos, nazismo, comunismo, mafias, donde el supuesto libertador te coloca la bota para aniquilarte de nuevo como lo había hecho el anterior.

No creo que sea una visión únicamente antisoviética, si no antitotalitarista. Habla de condición humana, de abusos de poder, de sometimiento y humillación a la sociedad civil y de manera más ultrajante a las mujeres, víctimas de todas las guerras. Y por desgracia, cuando se abusa de alguien, él mismo puede convertirse en abusador y es ahí donde se puede entender lo que le ocurre a las mujeres en Purga.

Tampoco creo que ellas salgan muy bien paradas: Zara es víctima del tráfico de mujeres y en esa medida se la justifica, pero también ella miente, asesina y oculta, sí, para sobrevivir, pero lo hace. Quizás “no tuvo otra opción” como grita en la obra. Y de Aliide, ¿qué podemos decir?: es también víctima de su tiempo y de su circunstancia. Se mueve en situaciones extremas desde el principio.

La supervivencia, el miedo y el amor determinan su conducta. Esas tres razones operan a la vez en su cabeza y en su corazón. Por miedo se convierte en una superviviente, carente de ética, pero como eso le genera un lastre de culpa insoportable, la justificación de que lo hace por amor le ayuda a sobrellevar el remordimiento, y es ahí donde soy más crítica con ella.

Entiendo que el amor puede enajenar, pero me niego a aceptar que en nombre de él se puedan cometer atrocidades y salir impune, primero ante uno mismo y después ante quienes observan tu comportamiento, y por ello pueden juzgarlo, en este caso el espectador. Puedo entender que alguien calle por miedo o se salve a costa de la condena del otro.

Desgraciadamente es humano y probablemente es una opción egoísta comprensible. Si a esto le añadimos el egoísmo intrínseco al sentimiento amoroso tu pregunta en parte está respondida con mayúsculas: Sí, Aliide es muy egoísta, pero tendríamos que preguntarnos quien no lo sería en su situación. Nadie puede saber como reaccionaría en un medio tan extremo.

En cuanto a si Aliide es inmoral puedo decirte que siempre he creído aquello de que “la ética empieza donde acaba la necesidad”. No sabría bien decir si hay algún espacio para esa ética o moral o todo lo ocupa para ella, el propio instinto de conservación y no caben más consideraciones en su comportamiento.

Yo desde mi filosofía de vida, desde lo que creo y quiero creer, me gustaría pensar que se puede o debe actuar de otra forma en esas circunstancias, pero siendo sincera no creo que yo tenga más talla humana que ese personaje. Quizás sólo pertenezco a otro tiempo.




Gracias por conceder esta entrevista a Fennia




José Luis Muñoz Mora
Madrid, diciembre 2012



Purga


Las dos Aliides


Purga, versión de
José Herrero








Sofi Oksanen, 2008





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