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Itziar Cabello



Actores:

Marjo Ikonen

Itziar Cabello

Silvia Vacas

Sara Párbole

Iván Bilbao

Crítica teatral:
Eléktrica

Representación de la Compañía Casual Teatre,
original de Juan Gómez.


Director: Juan Gómez

Actrices: Marjo Ikonen, Silvia Vacas, Itziar Cabello, Iván Bilbao y
Sara Párbole.

Compañía: Casual Teatre

Lugar: DT Espacio Escénico, Madrid

Madrid, 7 de abril de 2011.



Eléktrica

Eléktrica es la nueva obra de Juan Gómez, al que pudimos ver anteriormente en "Aburrimiento Chair" indagando sobre las claves de ese concepto tan tedioso aplicado al espectador.

Ahora, Gómez, una vez explorada la psique del escritor en otra obra previa, y del espectador en "Aburrimiento Chair", completa una original trilogía con "Eléktrica", en la que la búsqueda de la felicidad la pone en boca de cuatro actores, tres chicas y un chico, con muy diferentes registros y recursos. Escritor-espectador-actor ¿quién falta?

Es "Eléktrica" una obra enmarcada en esta serie pero de factura muy diferente y en la que repiten Marjo Ikonen, Sara Párbole e Itziar Cabello,-que ya actuaron en "A. Chair"- acompañados esta vez de Iván Bilbao y Silvia Vacas.

El inicio es un tiro al pato contra los actores, enfrentados a la pregunta de qué es para ellos la felicidad y castigados a demostrar a la entrevistadora –Sara- su fracaso en definirlo. La angustia se apodera del crítico, que considera excesivo el castigo infligido por no saber -a juicio de esa intransigente maestra de ceremonias- dar una definición adecuada.

Esta parte se alarga en exceso y constituye un salto argumental demasiado grande como para percibir una continuidad con lo que viene después.

El director se encargará ahora de poner en escena una obra que tampoco nos resuelve esa duda, pero que entretiene, cautiva y divierte lo suficiente como para que merezca la pena el calvario de la presentación.

Sara está tan soberbia y engrasada a lo largo de toda la representación que parece la starring del metraje de una película de videoclub de los 50 más que el directo de una obra recién estrenada.

La explosividad de esta actriz, su carisma, su dicción, ... dejan boquiabierto y bastan para convertir cualquier obra en la que actúe en el mejor argumento para acudir al teatro frente a cualquier otro entretenimiento audiovisual. Y es que Sara, la castigadora de los momentos iniciales, acaba transformada en enfermera, gogó y hasta en un ordenador parlante que sojuzga a la protagonista adolescente (Itziar Cabello) y constituye su amargo mundo.

El papel trabajado y lustroso de Itziar Cabello en la 2ª parte de la trilogía (A. chair), da paso ahora a una extraña circunstancia, en la que aún siendo la protagonista, no se ha concedido a su personaje la posibilidad de expresarse lo suficiente, ni de trasladar al espectador más que unas pinceladas angustiosas de sí, que son ahogadas por la contundente irrupción en escena de Silvia Vacas, el inconsciente de Itziar, que posee un papel mucho más estético, sugerente y cargado de recursos expresivos que Itziar, que acaba incluso la obra sepultada bajo un microondas que ni siquiera deja ver su rostro supuestamente desencajado y demente.

La siempre eficaz y técnica Marjo Ikonen, una artista ya consolidada en la escena indie madrileña, da vida primero a una actriz soñadora y tontorrona, en un manido esfuerzo por encasillar a una Marjo de la que un director avispado puede extraer mucho más si obvia su soberbio físico, y luego a una sufrida y dramática madre preocupada por el aislamiento e infelicidad de su hija.

La madre al final cae en las redes de un científico embaucador y acaba felicísima con la transformación –aunque alineación- de su propia hija, conforme con el pobre resultado obtenido por el pirado y estafador médico. En este papel un Iván de presencia rotunda, aunque hierático en exceso, no aprovecha lo suficiente este personaje tan rico en posibilidades interpretativas, mezcla de Víctor Frankenstein y charlatán vendedor de elixires y crecepelos que podría provocar torrentes de hilaridad y hasta legiones de imitadores.

El médico ofrece a la madre un revolucionario aparato, el Felizondas, para sacar de su estado infeliz a la hija, aunque sin haberlo probado antes, lo que resulta en un estado cuasivegetativo por fritura de cerebro. Al final, la madre y el médico, gestores ya de la felicidad de muchos humanos, bailan felices por el fin de la infelicidad de la hija.

La obra tiene piezas memorables, como la interpretación musical de Ikonen –casi un fragmento del "Moulin Rouge" de Kidman- el dueto de gogós Marjo-Sara en la presentación del Felizondas o las bizarras y hipercalenturientas contorsiones del subconsciente de la hija, contenido en un armario transparente de estética steampunk y escenificado por Silvia Vacas, tan salvaje, cautivadora e invasiva con su sonrisa que parece más sentada en la grada que pisando escena.

Si tuviese que hacer un resumen de mis impresiones –y así lo hago ahora- diría que es una obrita notable ..., pero a la que hay que desbastar, ajustar, pulir y equilibrar, un poco de allí y otro poco de allá, potenciando a sus intérpretes (no me toquen a Sara ni a Silvia), en la que sobra duración en la rueda de preguntas iniciales y en la que hace falta un toque de efectos especiales, un más crudo y maquiavélico intérprete masculino y una madre no tan buena.

Y desde luego –pobre Itziar- la hija debe verse sufriendo más, hablando más y enfrentándose más a su madre, explorando quizá entonces lo que es para cada una la felicidad. Pero, no soy yo el director ;-) y Juan Gómez tendrá muy claro el porqué de cada cosa. Siempre es más fácil comerse la tortilla que hacerla ¿no?



José Luis Muñoz Mora
Madrid, 24 de abril de 2011



DT Espacio Escénico


Marjo Ikonen



Director de escena y dramaturgia:
Juan Gómez

Compañía:
Casual Teatre


F I N L A N D I A, portada